Se necesitaron se dos a tres años de gestación, entre
1921 y 1924, para que saliera a luz el movimiento cuyos lineamientos
principales fueran trazados por primera vez por André Breton en el manifiesto
del surrealismo. El manifestó le dio su esencia y la energía que haría posible
su asombrosa expansión.
Por medio de la revista littératune (1919-1923), podemos
ver esbozarse y cobrar forma a idea surrealista, al margen de dada. De octubre
a diciembre de 1919 fueron publicadas en littérature los primeros capítulos de
los Campos magnéticos, de André Breton y Philippe Soupault, acontecimiento
capital que Breton evocó más tarde en estos términos: se trata de la primera
obra surrealista, que es un fruto de las primeras aplicaciones sistemáticas de
la escritura automática.
La coherencia tradicional del relato es abolida para dar
paso a una coherencia efectiva, impulsiva, indescifrable a primera vista, pero
que se nutre de las sorpresas perturbadoras o desconcertantes del sueño. Los campos
magnéticos, primer escrito surrealista, no posee el brillo y el alcance de
algunas obras posteriores, pero si conserva el fermento y el germen.
De una imagen a la realidad solo hay un paso; de golpe podríamos
transportarnos, de la manera menos esperada, a cualquier otro plano. En 1922,
Breton se despide del dada. En el umbral del sueño se encuentra la clave de a inspiración,
y en el ceno del subconsciente e incluso mas allá, en las zonas apartadas de la
visa inconsciente, se percibe el eco de a boca de sombra. En 1929 se produce lo
que se denomina “época de los sueños”; Robert Desnos, René Crevel, Benjamín
Peret llegan a sumergirse en un segundo estado, especie de trance, en el cual
se instaura, entre ellos y los amigos que los integran un dialogo de lo mas
extraño.
En 1923 Aragon escribe Une Vague De Réves, texto
exaltado, inspirado, que ya posee el poder de manifiesto. “juntos podemos la
Noche de nuevo sobre sus rieles”, decía René Char, este lema resume en
retrospectiva lo que los surrealistas experimentaron y desearon en sus primeros
pasos de armas. Seria traicionar la verdad del surrealismo pasar en silencio el
papel que desempeño París, en a cristalización de la energía emocional y de la sensibilidad
surrealista. Jules Monnerot y Julien Gracq tuvieron razón al hacer valer el carácter
pre religioso de naciente surrealismo.
Aragon dejo en el Paisan de París una descripción inolvidable
de ciertos lugares en los que soplo el viento de la “surrealidad” como el
pasaje de la Opera. De hecho, los surrealistas nos invitaban a una nueva
lectura de la ciudad, leyendo en los estratos y las estrías de las minas subterráneas
los secretos del destino. El surrealismo en su fervor colectivo, hizo todo lo
posible por introducir “lo sagrado de la vida cotidiana”.
La atmosfera en el ceno de la cual la idea surrealista alcanzo
su madurez. El surrealismo no es ni fue nunca una escuela, si no una disposición
de espíritu, un haz de experiencias, un conjunto de inspiraciones con miras a
restituir su totalidad al ser. En 1924 el Manifiesto del surrealismo marca el
nacimiento histórico del movimiento. Hoy, esta declaración de derechos y
deberes del poeta es universalmente conocido.
Breton daba la siguiente definición del surrealismo:
automatismo psíquico puro por e cua uno se propone a expresar, sea verbalmente,
sea por escrito o de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento.
Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón, al
margen de toda preocupación estética o moral.
Según un comentario filosófico: el surrealismo se
fundamenta en la creencia de una realidad superior de ciertas formas de asociación
desempeñadas hasta entonces, en el poder absoluto de sueño, en el sueño
desinteresado del sueño. Tiende a arruinar todos los demás mecanismos psicológicos
y a substituirlos en la solución de los principales problemas de la vida.
El primero de diciembre de 1924 parecia el primer numero
de La Revolución Surrealista. Sin duda, Max Ernst estaba predestinado a convertirse
en “El ilustre formador de sueños”, para retomar la frase con la que intitulo
una de sus obras.
André Masson entro al surrealismo, a la par que sus
amigos Michel Leiris, Georges Limbour y Roland Tual, casi al mismo tiempo en el
que aparecía el manifiesto de André Breton. Masson se había impuesto, en los “dibijos
automáticos” que se reproducen en La Revolución Surrealista. Masson fue
requerido tanto por el pensamiento de André Breton como por las experiencias
interiores de Georges Bataille.
Entre 1911 y 1917 De Chirico fue “el gran metafísico”;
Max Ernst y André Masson, pintores – filósofos – poetas, detentan junto con dos
o tres mas las llaves de la morada surrealista.
La Rue du Chateau se convirtió en la sede de una
actividad surrealista intensa y renovada. Los Pieds – Nickelés de la Rue du
Chateau hacían alarde de un desenfreno en el humor y de la ferocidad en el
escandalo publico, compartimiento hasta entonces desconocido del surrealismo.
Malkine fue un surrealista ejemplar, desapareció en Oceanía
después del inesperado éxito de su primera exposición de la Galería
Surrealista, regreso a París donde falleció en 1969. Su obra, dispersa o
perdida, es desconocida de gran público, pero en ella hay indicios de una gran
calidad poética y plástica, en particular la serie de las Residencias metafísicas
pintadas al final de su vida.
Alberto Giacometti, se relaciono al llegar a París con
Georges Bataille. Giacometti, el surrealismo se enriqueció incorporándose a un
personaje de gran influencia, René Madritte. Las imágenes de este, tratadas a
la manera de “lecciones de cosas” mostraban un aspecto de pobreza, y contrastaban
vivamente con la suntuosidad barroca de las composiciones de Max Ernst, Masson
o Miró.
Fuera de Francia, el movimiento no tardo en extenderse a
ciertos países de Europa. Yugoslavia, Checoslovaquia en donde supieron dar a la
idea surrealista un impulso cuyos efectos repercutieron aún hoy sobre toda una
juventud apasionada de la libertad. En 1933 en Inglaterra tuvo lugar la primera
exposición internacional del surrealismo, organizada por Roland Penrose.
Tras medio siglo de existencia, el surrealismo continua
llamando la atención de la juventud mas despierta, hecho que se confirma dia
tras dia.
El surrealismo no es una escuela de literatura o arte,
sino mas bien un estado de animo, una disposición de espíritu que apuntan al
conocimiento inmediato del ser y su aprehensión total. Los surrealistas
pusieron e acento en e sueño, en el sondeo del inconsciente y en el llamado al
azar como vía de acceso a la realidad poética, en la cual se gesta la verdadera
vida.